NIÑO MUY POBRE
Había una vez un niño muy pobre, pero muy pobre, pues sus padres eran
tan pobres que no tenían ni aun donde vivir, o sea, Vivian de la caridad, esta
familia estaba compuesta por ocho (8) miembros, los padres, cinco hijos y la abuela.
Lo bueno de todo esto que esta familia era bien bondadosa a pesar de no
tener nada que brindar, siempre estaba dispuesta a servir y ayudar a los demás.
Pues bien pasaron los años esta familia se mantuvo siendo muy pobre, un
hijo que siempre quiso ser alguien en la vida, creció con muchas ambiciones y
avaricias llego a ser muy rico,
bastante rico pero solitario.
Se cuenta que por la rivera del rio Yaque, llego a tener tantas
propiedades, que construía casas y las alquilabas para personas de escasos recursos económicos,
este hombre cuando iba a cobrar el dinero de la renta de las casas, les hacía
exigencias a los inquilinos cuando ellos no podían cumplir a tiempo, hasta lo
llegaba a sacar de las casas echándoles los trastes a la calle.
Al llegar a la ancianidad, tenía
tanto pero tanto dinero y muchas más propiedades, decidió retirarse a un lugar
muy lejano y solitario, donde paso los
últimos años con odio y rencor hacia todo el mundo.
Un día el anciano murió triste y
solitario, y cuentan los que lo encontraron que cuando fueron a darle
sepultura, debajo de la cama del difunto, había una maleta tan grande pero tan
grande que nadie todavía hasta el día de hoy ha visto una maleta tan enorme,
fue mandada a hacer especialmente para él, pues bien en esa maleta encontraron
muchos billetes de dos mil (2,000.00) y mil (1,000.00) pesos, estaban
coleccionados como un enorme acordeón, pues el anciano nunca guardaba el dinero
en banco, no confiaba a nadie su dinero ni sus propiedades.
Pues dicen los que encontraron el
cuerpo que al momento que iban a coger el dinero se les disolvió en las manos y
aunque increíble pero cierto se volvió como arenilla y polvo, como cuando se le
echa un químico y se desvanece todo.
v Nadie disfruto de toda una fortuna acumulada por una
persona ávaro y ambiciosa.v
v Moraleja:v
Este hombre por llenar un vacío que nunca lo logró, dejó que la avaricia y
ambición lo llevaran a la tumba con muchas riquezas, pero con una pobreza
espiritual. La vida sin Dios, es vacía y vanidad, nada tiene valor. Lo primero es buscar la estabilidad
espiritual y emocional con Dios y luego compartir con el prójimo, para poder
disfrutar lo que Dios nos permite conseguir, porque todo es de Dios y él lo
facilita para que nosotros seamos buenos administradores, además nos manda a
compartir con los más necesitados. Que aprendamos de este cuento a que nunca la
amargura nos embargue y dejemos que sea Dios que nos ayude a salir del pasado
no importa cualquiera que sea, pues ese niño se quedó con un pasado encima a
pesar de lograr tener tanta riqueza siguió cargando su pobreza espiritual de la
cual nunca se despojó.
vEs de ahí, que exhorto a nuestro
amable lector la lectura de este significativo cuento. v